“Hice un agujero en la pared, con la intención de ver la
salida. Hace unas noches que no duermo, y me pregunto
si esto le estará ocurriendo a alguien más. Frida Kahlo
decía que no debíamos preocuparnos, que ella estaba ahí,
que todxs estamos ahí... lxs desheredados, los outsiders.
Me hace gracia esa palabra, outsiders, se refiere a
personas que están fuera (de lo común? del sistema? del
grupo o de ellxs mismxs?) pero en realidad solo nombra
a un puñado de valientes desesperadxs dispuestxs a romper
muros con el único propósito de vislumbrar un halo
de luz”.
“La primera vez que se me apareció, huía; no sé muy bien de qué ni de
quíen. Era como si no me percibiese, como si no supiese que yo estaba
allí intentando entenderla, a ese pobre espectro, que parecía correr
desesperadament en búsqueda de una salida, en aquella prisión
de cristal, que, muy probablemente, ella sola se había construido”.
“No me gusta dormir en la calle. Me gustan los techos, estar entre
paredes. Tal vez un vagabundo busque estrictamente lo contrario. Pero
yo, yo quería vivir en una casa, pero no en la casa que querían ven-
derme, sino en una a mi imagen y semejanza, para poderla considerar
un hogar: un lugar lleno de líneas rectas y formas opresoras, un lugar
sucio, un lugar viejo, un lugar frío, un lugar húmedo, un lugar roto. Un lugar dónde abandonarme, al abandono.”
Abandonado, da. (del part. de abandonar).
adj. Descuidado, desidioso.
“Ningún lugar es perenne en su estructura. Lo que ocurre entre
los muros de una casa, sí lo es. Queda ahí para siempre. Se convierte
en parte del lugar. Se abadona al lugar. El lugar, abandonado,
se abandona a la huella de quienes lo habitan; el amor
que lo llenó un día, las peleas que lo embutieron. La rabia encerrada.
La violencia contenida. La desdicha, alegría, el apego,
la depresión, la liberación... Las victorias. Las derrotas. Todo,
en el pasado. Todo atrás. Todo en el olvido. Todo, abandonado.”