LOUISE
Esta es Louise, uno de los personajes que llenaron de vida el libro "Abandoned: Dirty poetry from the forgotten places" y la cual terminé dedicando un capítulo especial. Aquí se citan algunos de los pensamientos de esta femme fatale que, más que de un oficio, hace gala de una actitud. Modelo: Doris García Vera.
“La gente. Ese colectivo del que todxs solemos sentirnos
tan desapegadxs. Me dicen que soy un ser aberrante, por
mi oficio, supongo. Al parecer es menos digno comer penes
que limpiar retretes en hoteles o lavarle el culo a
paralíticos. La gente... que no comete errores, que tan
fácilmente se desentiende de las cosas. Que opina y balancea
todo en función de sus intereses... Tan hipócritas
todxs ellxs. Tan mentirosxs y tan brillantes en el arte
de esconder lo que no es reluciente a simple vista. La
gente de mente estrecha. Ineptos que me pagan por clavármela
mientras observan las fotos de sus hijos en el
retrovisor. Inútiles que se acuestan con sus maridos, sin
tener las menores ganas de hacerlo, pero que los quieren
ahí, atados, en sus camas, lejos de cualquier placer
verdadero. Ellas, que querrían poder follar todo lo que
yo follo; ellos, tan asquerosamente hijos de puta...”
“Hacía un frío infernal en aquel lugar, pero me gustaba. Ahí nadie
podía verme. Era cochambroso y húmedo, pero bueno, a estas
alturas, ¿qué parte de mí no lo era...? Lo llamaba ‘la oficina’, mi
lugar de trabajo. Allí me desataba, me volvía otra persona. Ellos
me ataban, me mordían, pasaban sus lenguas bañadas en tabaco por
mi cuello...Me pedían cosas de lo más extrañas. Les chiflaba la
violencia. Me agarraban la carne y la retorcían. Tenía la columna
hecha mierda de que me estamparan contra pilares de cemento,
todos lo hacían. A veces me sentía un animal. Me gustaba. No,
me encantaba . La crudeza de las circunstancias me daban licencia
para actuar de la misma forma. Yo también podía maltratarlos, la
mayoría se dejaban bastante. Solían querer meterme la mano entera
por cualquier orificio, sin preaviso, parecían adolescentes en
celo. Dios santo, al final de la jornada los momento más asquerosos
eran los únicos que dibujaban una puta sonrisa en mi cara.”
“No hay prejuicio más grande que el que
unx se achaca a sí mismx. No hay incultura
más desdichada que el no querer ver lo
que unx tiene delante de sus ojos. No hay
mentira más deshonrosa que la que unx construye
por miedo a no ser amadx de nuevo”.
ABANDONED: DIRTY POETRY FROM THE FORGOTTEN PLACES.
Extracto del fotolibro sobre fotografía y composición que realicé a finales de 2014, titulado "Abandoned: Dirty poetry from the forgotten places".
"Desde pequeña tuve un deseo frustrado por los lugares abandonados. Mi padre me enseñó a buscarlos, a perseguirlos a encontrarlos, a recorrerlos. Mi búsqueda no ha llegado a su fin, supongo, entre otras, por el hecho de que jamás consigo dar caza a ninguno de ellos. Hay algo de esos lugares que siempre se me escapa, algo que nunca acabo de hacer mío. Es una parte que trasciende a este plano; debe serlo. Tal vez es la melancolía que evocan. La nostalgia. Esa soledad monocromática. El sosiego, y, muchas veces, estupor que provocan. Porque provocan...Estos lugares presentan todo tipo de texturas, formas geométricas, tonalidades y estructuras. No hay figura más completa y más artística en su totalidad, que un lugar olvidado en el espacio, en el tiempo, podrido en su humedad, alimentado en la leyenda, precario en lo arquitectónico. Un lugar que no se esconde, que se muestra, desnudo, sucio, abierto, roto, elegante y cochambroso al mismo tiempo. Visitado por algunxs marginadxs, odiado por lxs vecinxs, temido por lxs adolescentes, adulado por lxs románticxs... Pero, por encima de todo, entregado al abandono".
“Nunca antes me había sentido tan sola.
Pegué un portazo y salí de casa. El
ser humano se relaciona con otrxs porque
necesita identificarse; yo decidí
marcharme a un lugar que me recordara
a mí misma. Esto es lo que encontré:
rigidez, frialdad, una caída infinita
hacia un suelo helado y duro como
la realidad que yo creía habitar.”
“Un criminal halo de luz nos avisa, de forma incisiva, que la
fiesta ha terminado. Los payasos se marchan. El confetti huele a
humedad. Lxs sensatxs se refugian en una cama que legitimará su
necesidad de cobijo, lxs empoderadxs plantarán cara a la luz del
nuevo día. Nuevamente esa sensación de suciedad del alma, de tiranía
hacia unx mismx, de límites sobrepasados. Expectativas vacías,
entrecortadas; y ese sentimiento de que ya es suficiente aunque
estás lejos de llegar al final. La noche ha quedado enclaustrada
en cuatro paredes. La luz otorga al lugar un nuevo significado.
El día nos asusta, como a murciélagos. Ese halo de luz nos avisa,
de que estamos terminadxs. Este lugar, será nuestro refugio”.
“Decidí subir un par de pisos a ver qué ocurría. La gente suele
hablar de trenes; mi abuelo utilizaba la metáfora del ascensor.
Me decía que uno siempre tenía que ir hacia arriba, jamás descender
ni un solo piso. Que daba igual lo que tardara en moverme
del piso en el que me hayase, pero que no osara bajar, y que ni
me atreviese a dudar qué botón apretar, ni un segundo. También
me hizo saber que no era muy buena idea quedarse trabado entre
piso y piso, que era el mayor acto de cobardía y que el hecho
de verme allí atrapada, podría matarme. Yo solo pensaba en subir
o bajar. Él me dijo que la mayoría de las personas suelen
quedarse atascadas en el ascensor al menos una vez en la vida.
Aprieto el botón del número 7, dos pisos más arriba. Ruido.
Movimiento. Más ruido. Atascado.
Ansiedad.
Cuánta razón tenía.”
"LO ANTINATURAL DEL CAOS NO SE PUEDE PASAR POR ALTO".
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